Para esta nueva entrevista, tenemos la suerte de contar con la participación de Ubay Serra, ¡el más viajero de los fisioterapeutas! Si todavía no lo conoces, Ubay es el autor de varios libros así como del blog Viaje a la Esencia. ¿Estás listo para recibir una buena dósis de inspiración?
¡Hola Ubay! Cuéntanos: inicialmente, ¿qué te llevó a emigrar a Francia para trabajar de fisioterapeuta y por qué haber elegido este país?
Emigré a Francia porque, en España, las perspectivas laborales de la fisioterapia son muy malas. Sueldos mínimos, horarios abusivos, contratos basura…
Al acabar la carrera, trabajaba como monitor en un club de tenis a tiempo completo, hacía masajes en “negro” y trabajaba en otro gimnasio los fines de semana. Ganaba 1200 euros al mes.
Pensé en la posibilidad de abrir un centro propio y, con el paso de los años, hacerlo crecer, si todo iba bien.
Sin embargo, oí que en Francia, la profesión de fisioterapeuta estaba bien considerada, bien remunerada y ofrecían muy buenas condiciones laborales.
Allí, en cualquier momento, podía empezar un trabajo digno; y con la agenda llena desde el minuto 1.
Además, ya dominaba la lengua y me encantaba viajar; así que, sin pensarlo mucho, hice las maletas, dejé mi trabajo y me fui a Francia.
Hasta hoy, ¿dónde y en qué tipo de estructuras has trabajado como fisioterapeuta? ¿Qué recomendarías para empezar?
En mi caso, trabajé durante 8 meses un hospital de la periferia de París, en Evry. Era un trabajo asalariado, es decir, por cuenta ajena.
Luego empecé a trabajar como autónomo (“libéral”), también en la periferia de París; primero en Levalois Perret y luego en Rueil-Malmaison.
Finalmente, he trabajado a territorios de ultramar franceses, también conocidos como DOM-TOM. Ahi es donde suelo trabajar en la actualidad.
Lo que recomiendo, para empezar, es trabajar en el lugar que creas más conveniente en relación a tus objetivos. Para mí, los objetivos de mi primer trabajo eran adaptarme al país, ganar experiencia profesional y tener cierta tranquilidad. Para ello, un hospital era la mejor elección, pues el proyecto laboral era atractivo, me buscaron alojamiento y pude empezar a ver cómo funcionaba Francia. Eso sí, el salario era bastante modesto.
Más adelante, quise ver cómo funcionaba la profesión de fisioterapeuta autónomo, pues me daba más libertad, especialmente a nivel de la aplicación de técnicas manuales; ya que, en aquel momento, estaba estudiando osteopatía.
¿Cómo fueron tus inicios como fisioterapeuta en el país galo? ¿Recuerdas alguna dificultad en concreto?
Los inicios fueron buenos. En el hospital donde empecé había un equipo joven y motivado en el que había muy buen rollo entre todos. Además, diseñamos desde cero todo el centro de reeducación, tras lo cual empezamos a recibir los primeros pacientes.
El hospital nos buscó una casa justo al lado de forma gratuita, donde vivimos 5 fisioterapeutas españoles. Fueron unos meses geniales.
Más adelante, al avanzar con mis estudios de osteopatía, decidí cambiar de trabajo y mudarme al centro de París.
Allí no tuve mucha vida social, pues el ambiente parisino es bastante frío y, por si no fuera poco, me centré muchísimo en mis estudios, además del trabajo, por supuesto. Por otro lado, encontrar un piso relativamente económico en la capital resultó difícil; así que, cuando di con un lugar adecuado, me saqué un gran peso de encima.
El resto de mi estancia en París (casi 3 años) fue dura, pues no hacía más que estudiar y trabajar, así que tuve que sacrificar mucha vida social y de ocio.
Al llegar a Francia, ¿qué tal manejabas el francés? ¿Recuerdas el tipo de problemas que tuviste para comunicarte a nivel profesional/personal?
Lo manejaba bien, ya que había estudiado el idioma antes; precisamente desde el momento en que empecé la carrera de fisioterapia.
Inicialmente, el problema más grande a nivel de comunicación profesional son los términos técnicos pero, por otro lado, se aprenden muy rápido, ya que se repiten continuamente. Es por ello que, en cuestión de semanas, uno acaba conociéndo lo básico.
Al nivel personal, debe ser duro no tener un nivel mínimo que te garantice cubrir tus necesidades más básicas, como preguntar a un desconocido dónde está el supermercado más cercano, ir al banco para abrir una cuenta, hacer una llamada telefónica cómodamente, apuntarse a la administración fiscal…
Bajo tu punto de vista, ¿cuándo es mejor empezar a aprender el idioma y por qué?
Sin duda, uno o dos años antes de ir a Francia. O el tiempo que necesites para tener un nivel medio de la lengua.
De esta forma, al llegar, te ahorras todos los problemas que he comentado antes y te puedes desenvolver tranquilamente en el país sin barreras extras.
¿Alguna vez te has arrepentido de haberte ido a ejercer tu trabajo al extranjero?
Jamás, de hecho, creo que es de las mejores cosas que he hecho en mi vida.
A nivel de preparación, ¿qué les recomendarías a las personas que se están planteando irse a Francia para trabajar de fisioterapeuta?
Primero, que empiecen a hacer el papeleo para pedir la convalidación del título, pues es un proceso largo que va cambiando con el tiempo y que puede ser bastante engorroso. Si es posible, empezar, como mínimo un año antes de la fecha prevista de la mudanza.
En segundo lugar, que dominen la lengua. Cuando yo fui a Francia no pedían nivel de lengua pero, si no me equivoco, ahora piden el equivalente al B1 o al B2; con lo que hay que ponerse manos a la obra sí o sí para poder obtener la convalidación del título.
En tercer lugar, que comparen varias ofertas de trabajo y que elijan aquella que les permita cumplir sus objetivos; ya sea aprender la profesión correctamente, tener tiempo para compaginar trabajo y estudios, conocer el medio hospitalario, aplicar técnicas manuales, ganar más o menos dinero…
Según tu parecer, ¿qué y cómo se podría mejorar el acompañamiento de los fisios españoles que se van a Francia a trabajar?
De muchas formas:
1. Creando grupos en redes sociales especializados que den consejos y respondan dudas. Tal vez ya existan varios.
2. Usando portales que permitan centralizar las diferentes ofertas de trabajo. De hecho, hay unas cuantas, desde la web physiorama hasta diferentes grupos de Facebook de fisioterapeutas de cada región de Francia (que funcionan realmente bien).
3. Usando empresas que te busquen trabajo y, en ocasiones, alojamiento. Yo usé una en mi primer trabajo. La parte negativa es que suelen ser sólo ofertas en hospitales (asalariado) y, a veces, te hacen firmar contratos con penalizaciones si te vas antes de X meses o años; así que, ¡cuidado!
Hay varias empresas que se dedican a reclutar fisioterapeutas de varios países de europa, pues Francia se nutre mucho de graduados procedentes de España, Bélgica, Portugal, Polonia…
4. Juntándose un grupo de amigos fisioterapeutas y organizándolo todo conjuntamente, ayudándose durante el proceso de emigración: búsqueda de trabajo, papeleo, alquiler de casa…
5. Contactando con amigos u otros fisioterapeutas que ya vivan en el lugar donde quieras ir.
¡Muchas gracias Ubay!
Si quieres seguir las aventuras viajeras de Ubay, puedes hacerlo en su blog, en su página de Facebook, en su cuenta de Twitter y también en los videos que publica en Youtube.
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